Reflexión después de visitar el Hogar de Niños Vida y Esperanza


Por Mariel Reyes García, 9no grado

Hoy soy capaz de leer, escribir, bailar, jugar, pintar, caminar, trabajar, moverme, pensar, comer, correr y miles de cosas más de las cuales ustedes también son capaces; sin embargo, a veces nos olvidamos de que en este mundo hay personas que no pueden hacer estas actividades por discapacidades de su cuerpo. Como a estas personas no las tenemos presentes en nuestras vidas diariamente, no hacemos algo por ellas y hasta en algunos momentos las apartamos de nuestro lado.
El pasado sábado 6 de diciembre, un grupo de aproximadamente 20 estudiantes de 9no curso, acompañados por el profesor Cecil Hiraldo, asistimos al Hogar de Niños Vida y Esperanza, el cual alberga a niños y jóvenes con retraso mental y psicomotriz. Allí pudimos ver una parte de la vida que no teníamos clara. Nos dimos cuenta de lo privilegiados que somos, y de los felices que vivimos sin darnos cuenta. No nos referimos a aquel tipo de privilegio como tener una buena casa, una ropa bonita, ni mucho dinero para darnos lujos, sino al privilegio de tener una familia que nos apoya y nos da cariño a diario, de tener razones para sonreírle a la vida porque Dios nos ha elegido para ser un ser con todas las capacidades posibles para brindarle felicidad aquellos que no las tienen.
Es inexplicable la tristeza que sentimos al llegar al lugar y ver en la situación que se encuentran estas personas y la tristeza que su rostro transmitía, pero no hay palabras para describir la alegría con la que salimos de allí al ver lo que logramos en unas pocas horas que para nosotros fueron hasta de diversión y felicidad. Allí bailamos, cantamos, rezamos, reímos, lloramos y compartimos todo un aire de confianza, paz y armonía que fue de mucho agrado para todos.
Creo que fue una experiencia maravillosa porque ahora más que nunca le damos valor a la vida y a las capacidades que nos ha dado dios. Ahora les exhortamos a todos los estudiantes a que les pidan a sus profesores de orientación que organicen una actividad como ésta, ya que no solamente nos ayuda como personas, sino que logra dejarle un recuerdo y un momento feliz en su vida a aquellos jóvenes. Les pido un reconocimiento para el profesor Cecil por animarnos hacer esta hermosa actividad y felicito a los jóvenes que asistieron queriendo poner su granito de arena para mejorar el mundo.

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